miércoles, 26 de noviembre de 2008

¡No es tarea fácil pero tampoco imposible!

E sta es una de las muchas preocupaciones que sienten profesores o padres, por cómo y qué están enseñando a sus alumnos, pero ¿es qué no hay una receta para formar “buenos adolescentes”?

Como país necesitamos que nuestras generaciones futuras sean consientes de lo que hacen. Y ser consientes implica ser capaz de darse cuenta de lo que uno hace, es ahí donde comienza todo, creo que no hay una receta exacta para formar buenos adolescentes.
Leía hace poco en un documento del curso de desarrollo humano, que para enseñar cómo ser personas morales debemos empezar por nosotros, los que enseñamos, ¿reflexionamos sobre lo que hacemos?, ¿mostramos simpatía y empatía hacia los demás?, ¿creemos que hacemos lo que hacemos por convicción y porque eso nos va a hacer feliz?

Ser un educador moral no es tarea fácil opinaban Piaget y Kolberg, sin embargo creo yo, que no es imposible, preocupémonos por darles a nuestros adolescentes solo unas pinceladas para que ellos puedan llegar a formar el lienzo de su identidad. Para que sean personas que valoren su comportamiento de manera que decidan lo que quieren hacer con la convicción de que eso hace bien también a los demás. Seamos partícipes de lo que ellos quieren lograr.

3 comentarios:

Unknown dijo...

La identidad del adolescente también está marcada por situaciones sociales de marginalidad, es decir pobreza y exclusión. Cuando el adolescente percibe que su futuro está truncado porque sus padres no pueden pagar una mejor educación, o si las relaciones entre los padres está marcada por la violencia, o tal vez la madre es jefa del hogar, o en el barrio existen pandillas que lo invitan y hasta presionan a que se involucre en ellas ¿Cómo afectará todo ello? ¿Tendrá un impacto positivo o negativo en la formación de la identidad del adolescente? ¿Cómo afrontar estos casos en cuanto a la formación moral? ¿Podrá el maestro o maestra contrarrestar todos estos factores negativos?
Yo pienso que tal vez sí y tal vez no. Sin embargo pienso que todo maestro debe intentar de llegar a cada uno de sus alumnos, para lo cual requiere del apoyo del Estado y de la Escuela, en el caso de ser escuela pública, que es la más pobre en el país.
La tarea de la formación moral y de la identidad personal es un proceso formativo que se profundiza en la adolescencia, pero que no se debe descuidar a lo largo de la vida. Porque siempre estaremos expuestos a decisiones que en última instancia tienen un trasfondo moral.

Anónimo dijo...

el asunto e smás profundo que tan solo la adolecencia, creo que comienza desde la primaria, desde la educacion que se recibe en los primeros años de colegio, asi como la formación que se reciba de la familia, y de la estabilidad emocional de los padres, ya que desbalances emocionales son lo primero que los chicos absorben y que posteriormente se refleja en sus personalidades como casi adultos.

Anónimo dijo...

Me parece que habría que ver que pesa más en los adolescentes, la formación que reciben en casa, o la que encuentran en sus grupos de referencia tanto en el colegio como en la universidad. A veces, pueden recibir el mejor de los ejemplos en el hogar, pero, por sentirse aceptados por sus compañeros de colegio y de universidad, terminan apartándose de los valores que recibieron en casa y siendo absorbidos por el grupo de referencia. Es probable que mientras está en el colegio el adolescente lleve una vida balanceada entre el colegio y la casa pero, cuando entra a la universidad, pasará la mayor parte del día en su centro de estudios y es allí donde puede comenzar a apartarse de su familia y de los valores y el ejemplo familiar. Cada adolescente puede tener su individualidad, pero no hay que negar o obviar la influencia que ejerce "el grupo" sobre el adolescente.